EMBAJADA MORA NOCTURNA
sin duda, el acto estrella de todos cuantos organiza la agrupación de comparsas
La Embajada Mora Nocturna es el orgullo de todos los almanseños. Presenta año tras año momentos únicos e irrepetibles; tiene un brillo especial que no deja a nadie indiferente, una mezcla de admiración y sorpresa que se adivina en el rostro de aquellos que lo contemplan por primera vez.
Su carácter nocturno, abre un abanico de posibilidades infinito, con un juego de sonido, luz y color impresionante, actores amateurs, técnicos y especialistas que ponen lo mejor de sí mismos para conseguir unos resultados espectaculares que se superan año tras año, sentando bases, concretando ideas, perfilando detalles e introduciendo novedades que enganchan al espectador.
almansa, en la época de los árabes perteneció al reino de murcia
Y hacia el siglo XIII se inicia la conquista de estas tierras por los cristianos aprovechando las desavenencias entre los reyes moros murcianos y sus vecinos; además, los efectivos militares moros eran muy reducidos, ya que preferían las tierras fértiles de la región de Murcia con un clima menos hostil.
La villa y su gran fortaleza levantada por el arte árabe, ya se encuentra en manos de la gran Castilla, pero desde las posesiones musulmanas, y en concreto desde el Emirato de Murcia, no está dispuesto a consentir que los grandes Reyes Castellanos, extiendan sus fronteras. Posiblemente, este fue el motivo del constante miedo de la población almanseña, hacia otra posible guerra por sus tierras, que aún hoy son cristianas. Pero una buena parte de la población árabe continúa viviendo en la comarca, y a pesar de las fuertes presiones a que eran sometidos, se produjeron varios alzamientos en nombre de la media luna que tuvieron como fruto la conquista temporal de parte del término almanseño y su castillo.
Tras el desfile con arcabucería que recorre las calles céntricas de la localidad anunciando la embajada, entra el bando cristiano a la Plaza Santa María, precedido del estandarte de la Agrupación de Comparsas, con el Embajador escoltado por su escuadra y acompañado por su centinela y por especialistas y dos escuadras de cada comparsa del bando cristiano, entran en el castillo y cierran sus puertas; mientras los últimos caballeros cristianos realizan espectaculares cruces de espadas con los primeros moros que ya entran en la zona.
El Embajador Moro entra con fuerza en la Plaza Santa María
Escoltado por su centinela y su escuadra, junto con los presentes y boatos que ofrecerá al cristiano; el centinela moro con una bandera blanca sube hasta las puertas del castillo y establece un primer contacto con el centinela cristiano, pero tras la renuncia al diálogo, retrocede, y el embajador moro reclama la presencia de su homólogo cristiano para iniciar la embajada.
El embajador moro desarrolla las premisas fundamentales de una negociación para firmar un pacto, no sin antes rezar a su dios, utilizando un lenguaje frio y diplomático, una dialéctica sutil y precavida a la vez, un cálculo de probabilidades y conveniencias, un forcejeo de ofertas y demandas.
Pero concluida la embajada, sin la aceptación de las partes de las condiciones estipuladas, la acción inmediata es la disputa a través de las armas que termina con la victoria del bando moro y la toma de la fortaleza. Es en este momento donde el espectáculo toma su máximo esplendor, y la adrenalina sube a niveles inimaginables, ya que en la plaza la guerra llega a su máximo nivel hasta la victoria final.